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El secreto del éxito, el factor humano

En el mundo empresarial actual, cada vez más orientado hacia la búsqueda de medidas de rendimiento objetivas, se corre el riesgo de perder de vista un elemento crucial: la dimensión humana. Andy Jordan, reconocido experto en gestión estratégica, destaca en su artículo "The Human Side of Strategy" la importancia de involucrar a las personas en el proceso de toma de decisiones estratégicas. En este artículo, nos sumergiremos en este concepto y lo enriqueceremos con perspectivas adicionales, respaldando las ideas de Jordan.

El enfoque en las mejores prácticas, las tecnologías avanzadas y los modelos de análisis sofisticados pueden resultar insuficientes si se ignora el juicio humano. Jordan nos recuerda que, aunque los modelos y las herramientas de software son valiosos para la gestión estratégica, no pueden reemplazar la inteligencia y la intuición humanas. Los líderes y ejecutivos deben reconocer que la estrategia empresarial es un deporte de equipo en el que el conocimiento y la participación colectiva desempeñan un papel fundamental.

La importancia de confiar en la intuición y el "sentir" adecuado en la toma de decisiones estratégicas no debe subestimarse. Si bien las soluciones tecnológicas pueden generar una variedad de modelos de inversión alineados con las prioridades estratégicas, solo las personas pueden considerar las sutilezas y evaluar si esos modelos se ajustan a los objetivos deseados. Por ejemplo, solo las personas pueden analizar si priorizar estrategias a largo plazo en detrimento del rendimiento a corto plazo es la mejor opción, o si las inversiones más arriesgadas e innovadoras superan a soluciones más seguras y evolutivas. Además, solo las personas pueden evaluar si una combinación de inversiones propuestas es factible y si cuenta con el apoyo tanto interno como externo.

En un entorno empresarial que valora cada vez más las mediciones objetivas, es fácil pasar por alto este elemento humano. Sin embargo, como señala Jordan, las mediciones objetivas solo se pueden aplicar después del hecho, cuando hay datos reales disponibles. Antes de realizar inversiones, cuando las decisiones se basan en suposiciones, pronósticos y proyecciones, es esencial realizar una evaluación basada en la intuición y la experiencia. Es especialmente relevante cuando aquellos con ese "sentir" están fuertemente comprometidos con el éxito de la empresa, como el ejecutivo mencionado por Jordan, quien se enfrentaba al riesgo de perder su posición y dañar su carrera si se le consideraba responsable de una empresa en declive durante varios años.

La participación colectiva es otro elemento esencial en el proceso de toma de decisiones estratégicas. Aunque en última instancia es el CEO quien es responsable de la cartera organizativa, el éxito requiere la colaboración y la contribución de diversas perspectivas. En el ejemplo de una cartera empresarial, se espera que la organización invierta en nuevos productos y servicios, en mejoras y reemplazos de sistemas y procesos actuales, y en iniciativas clave para avanzar y sentar las bases del éxito futuro.

En este sentido, los propietarios de productos, el director de tecnología, los jefes de departamento, entre otros, deben participar en el proceso de toma de decisiones, asegurando que puedan alcanzar sus propios objetivos comerciales y contribuir a los objetivos de la organización. Cada individuo involucrado en el proceso estratégico desea tener la oportunidad de aportar su opinión y conocimiento. Este enfoque de colaboración no solo mejora la calidad de las decisiones de inversión, sino que también tiene un impacto positivo en la gestión general de la organización.

La participación colectiva tiene varias ventajas. En primer lugar, cuanto más se fomente la colaboración, mejores serán las soluciones finales. Las personas se retroalimentan entre sí y mejoran la cartera y la mezcla de inversiones en general. La colaboración permite un análisis más profundo que si cada individuo revisara los modelos de software de forma individual.

En segundo lugar, al considerar diferentes perspectivas, se perfecciona tanto la toma de decisiones de inversión como la gestión general de la organización. Por ejemplo, si un propietario de producto comprende tanto el mercado actual de las soluciones de las que es responsable como la visión de los ejecutivos de la organización sobre la evolución de esos mercados, podrá tomar decisiones más acertadas en todos los aspectos, no solo durante la planificación estratégica.

En tercer lugar, cuanto más personas estén involucradas, mayor será la probabilidad de identificar problemas, oportunidades perdidas, suposiciones incorrectas y otros problemas, y hacerlo antes. Esto mejora la capacidad de cambiar de dirección con una interrupción mínima y mejora la toma de decisiones, lo que se traduce directamente en un mayor retorno de la inversión.

Además de la dimensión humana en la toma de decisiones estratégicas, también debemos considerar el entorno del proyecto. Aquí es donde la Oficina de Gestión de Proyectos (PMO, por sus siglas en inglés) y los roles relacionados, como la gestión de cartera, desempeñan un papel crucial. Deben evaluar y validar la capacidad de entregar los proyectos con los recursos disponibles, contribuir con ideas para mejorar enfoques y ayudar a programar el trabajo en función de las dependencias, entre otras tareas. Estas son áreas en las que a menudo se asume que el software puede hacerlo todo, pero que, de hecho, requieren la intervención humana.

La planificación de recursos es un ejemplo de cómo puede haber problemas si no se considera el factor humano. Si bien las herramientas pueden modelar cuánto trabajo se puede llevar a cabo en paralelo e incluso permitir la distribución equilibrada de la experiencia en la cartera si hay suficientes datos para el análisis, no pueden planificar cómo las personas trabajan juntas, cómo asignar a cada uno a un entorno de trabajo específico ni cuándo la carga de trabajo se vuelve demasiado elevada y puede afectar el estrés y la participación. La PMO y otras funciones especializadas, como Recursos Humanos, pueden contribuir a comprender estos aspectos y optimizar la gestión de proyectos y programas.

Así, como destaca Andy Jordan en su artículo, las mejores prácticas y las herramientas tecnológicas son valiosas para la gestión estratégica, pero no deben eclipsar la importancia de la dimensión humana. La inteligencia y la intuición humanas desempeñan un papel crucial en la toma de decisiones estratégicas, especialmente en el ámbito de la inversión, donde las suposiciones, los pronósticos y las proyecciones son necesarios.

La participación colectiva también es esencial para el éxito de la estrategia empresarial. La colaboración entre diferentes perspectivas mejora la calidad de las decisiones y contribuye a una gestión más efectiva de la organización. Además, al involucrar a más personas, se aumenta la probabilidad de identificar problemas y oportunidades, lo que permite una adaptación ágil y una mejora del retorno de la inversión.

Sin embargo, no debemos olvidar que el factor humano también tiene un papel importante en áreas como la gestión de cartera y la planificación de recursos. Las herramientas tecnológicas pueden proporcionar datos y análisis, pero la intervención humana es necesaria para comprender y optimizar los aspectos relacionados con el trabajo en equipo, la asignación de recursos y la gestión del estrés.

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